jueves, 30 de octubre de 2014

Moda de mujer

La Gran Cogollo se pasó hoy por casa con Supersónica para hablar del Enemigo Público nº1. Sí, el Enemigo Público nº 1. AUNA. No sé cuántos clientes insatisfechos tendrán, pero a nosotras nos tienen fritas. El otro día me llegó una factura de un mes que ya había pagado (ya me he dado incluso de baja y he cancelado la domiciliación en previsión de este tipo de enlace). Y a la Cogollo le han cobrado días que no ha utilizado, aparte de muchas burradas más en plan "no entendemos por qué se queja, si le damos un precio estupendo. El que no queramos instalarle internet no es cosa nuestra, sino problema suyo". Sería demasiado largo de explicar, pero mi (nuestra) batalla con AUNA tiene ya demasiado tiempo e historial. Hijos de la Grandísima Ropa de moda. Todavía no sé si lo hacen a posta o porque son unos incompetentes de la hostia.

Hoy tocó ver "Battle Royale". Una buena premisa, historia interesante. final adecuado, malos actores. O a lo mejor es que los orientales actúan de forma diferente a los occidentales, con sus gestos exagerados y sus gemidos semiorgásmiscos (sin embargo "Ropa de moda" de Kitano goza de actores perfectos y controlados. A lo mejor Takeshi se ha vendido a Occidente). Eso sí, tanta chinita/japonesa junta... da igual. Vaya infarto. Con sus falditas de colegialas y tal. Fetichista que es una. Yo todavía sigo dándole vueltas a "Donnie Darko". En Battle Royal ponían en trailer, y aún habiéndola visto todavía me da taquicardia cuando aparece el conejo gore. ¿Podré dormir esta noche?


Sobre los recuerdos

Ayer conversé con un amigo (léase Interferencias y otros poemas, de la asociación cultural La Tertulia, si alguien lo encuentra) sobre la esencia de los blogs. Hay una mezcla fascinante de necesidad y de perversión en ellos que me resulta tan repugnante como heroico. La mayoría me recuerda un poco a las cosas que sentía con 15, 16 años. Tal vez estoy anonadada, seca o inutilizada para el sentimentalismo. Con cinco años mis padres me llamaban cínica. Tal vez las cosas no han cambiado tanto.

Vi "El último suspiro". Muy mala idea. La película es mediocre, pero trajo recuerdos desagradables. Las lágrimas me recordaron que tal vez no fuera un bicho sin corazón. A lo mejor simplemente soy un bicho tan egoísta que el orgullo y la inocencia pudieron más que un supuesto corazón, a lo mejor soy un torbellino de mí misma, mecánica, como siempre. Llorando por una reacción química y hormonal.

Imagínate que pudieras hacerte una foto objetiva. No de ésas en las que sales con el gesto torcido, los labios secos y los ojos semiabiertos, ni ésas en las que de repente de mujer ambigua te has convertido en superestrella. Una foto que te mostrara a ti, tal cual, sin más ni menos, sin defectos ni virtudes, una media entre las peores poses y las mejores sonrisas, una visión de lo que observan los demás.

El otro día la Flor Suiza me explicó por qué me viene siempre la inspiración cuando estoy en el servicio. Según ella es porque nuestra mente está en reposo, vamos, que como no estamos pensando en nada en particular, nos vienen las ideas (igual que en ese curioso periodo semivigilia/semisueño al acostarse). Se agradece no ser la única que intente racionalizarlo todo.

Eduardo no cabe en sí de gozo porque lo han mencionado en un blog, el de una chica que se siente azul, por el día que recitó con lo de Poesía por venir. Luego ha resultado ser conocida de Cheshire Cat, Rubén y David Mena. El mundo (o Granada) es demasiado pequeño. Me fascina la intricación de las redes sociales, son como los rumores, que vuelan y se deforman y regresan a ti de las formas más variopintas.